En su ejercicio como magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, Horacio Ortiz Renán utilizó el cargo para legitimar atropellos judiciales de Francisco Javier García Cabeza de Vaca.  

Hay evidencias de esto.  

La más reciente –antes de renunciar como presidente de ese órgano--, fue haber operado internamente para suspender una sentencia del Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam) sobre los acuerdos tomados en la última sesión plenaria del Congreso local (del primer año de la LXV Legislatura) al conculcarse los derechos de diputados integrantes del grupo parlamentario de Movimiento Regeneración Nacional (morena).  

El Trieltam resolvió como improcedente la sesión, en que se acordaron varias reformas constitucionales. Como son:  

1) Otorgarle súper poderes a la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas (FGJ) para que asuma el control de la Unidad de Inteligencia Financiera y Económica (UIFE); del Centro de Información y Estudios de Tamaulipas (CIET); del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública; del Grupo de Operaciones Especiales (GOPES); y del C-5 (Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones, Cómputo e Inteligencia); y  

2) Que la administración de comisiones (o juntas) de agua municipales sea determinada por el Congreso local, tras enviar el gobernador (en turno) una terna.  

Además, la imposición de la Comisión Permanente, pues, tras votarse en dos ocasiones su integración y resultar empate económico, la ley dicta que deberá asumirla la más reciente.  

El Supremo Tribunal de Justicia, todavía encabezado por Ortiz Renán, sin embargo, resolvió una controversia favor del Partido Acción Nacional (PAN), promovida por su propia bancada.  

Entonces intervino la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación –siempre en contra de la 4-T-- dejando solamente sin efecto a la impuesta Comisión Permanente.  

Las relaciones de Ortiz Renán surtieron efecto también a nivel federal, pese a la inconformidad ciudadana por el súper poder asignado al fiscal Irving Barrios Mojica, quien llegó a Tamaulipas precedido de la represión contra varios alcaldes de Michoacán.  

Pero, ésa, es otra historia.  

Así que prosigamos con los excesos de Horacio:  

De 2005 a 2007, fungió como secretario del Ayuntamiento de Reynosa durante la administración de Francisco Javier García Cabeza de Vaca; y al concluir ese régimen lo siguió asesorando como diputado federal, senador y director de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT), atendiendo, a la par, su sociedad en la Compañía Difusora del Noreste, encargada de ‘legitimar’ el contrabando que por Reynosa cruzaba y del cual también eran socios él y su patrón (Francisco Javier), junto a los hermanos Bribiesca Sahagún (hijos de Martha y entenados de Vicente Fox Quesada.  

En agosto 25, del 2016, la entonces diputada local Blanca Guadalupe Valle Rodríguez, firmó el decreto para que Horacio fuera magistrado de número del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas –por seis años--, pues adujo en favor suyo que se trataba de una persona honorable, con vasta experiencia jurídica, recta, humanista y poseedora de otros dones.  

Como ministro de número fue adscrito a la Primera Sala Unitaria en materias Civil y Familiar.  

Y el 16 de enero de 2017 –cinco meses después--, es designado presidente del STJ y del Consejo de la Judicatura, por unanimidad de los integrantes de ese cuerpo colegiado.  

Fue entonces cuando el Poder Judicial estatal más abusos registró; y el pasado 14 de septiembre renunció a la presidencia –asignándose en su lugar, también por instrucciones de García Cabeza de Vaca--, David Cerda Zúñiga, quien fuera asesor jurídico de Francisco Javier.  

El gobernador constitucional de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, sabe esto y (sé que) mucho más.  

Por ello rehusó ratificarlo como magistrado, en la víspera de vencerse, hoy, el nombramiento que le dieron hace seis años los diputados de la LXII Legislatura.  

Por cierto, esos sus entonces aduladores ¿qué dirán hoy ante el juicio del mandatario de que Horacio Ortiz Renán no tiene honorabilidad y sí una mala reputación?  

Cicuta  

Reza un refrán popular: ‘cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar’.  

¿Me están leyendo Irving, Jorge Espino Ascanio y el mentado ‘Moyo’?  

El escarmiento, según observo, lleva dedicatoria.  

Correo electrónico: jusam_gg@hotmail.com  

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.